Entrevista a Elisa Insua: una artista plástica y escultora que se redescubrió viajando


Para nosotras, la dueña del bling bling si de artistas se trata. Posta, con materiales de descarte hace que sus obras brillen casi tanto como tu futuro. A Elisa Insua siempre le gustó el mundo artístico, y fue durante un viaje que se dio cuenta que ahí estaba su verdadera pasión. Lo que de chica eran pulseras y dibujos, ahora son obras brillantes (en todo sentido). ¿La conocés? Si la respuesta es no, deberías. Así que empezá a leer, que de yapa te tira tips para largar el miedo y vivir de tu arte. 


 

Es verdad, no siempre se dedicó al arte. En un principio, recién salida del colegio, cedió a las convenciones sociales. Un poco nos pasa a todos, ¿no? A ella, estudiando Economía Empresarial. Carrera que, btw, terminó a los 21 y con honores. ¿Se arrepiente? Para nada. La clásica del todo pasa por algo. Hoy, años después, ese know how economista lo pone en práctica en muchas de sus obras. De hecho, fue durante su intercambio a Ámsterdam que empezó a conectar nuevamente con su yo más artista.

Por eso a la vuelta, las ganas de exponer le latían por todos lados. Y así empezó, con una muestra en el barrio de San Telmo. Si ves sus obras, no te va a sorprender saber que esa primera experiencia fue un éxito rotundo. Por todo. Vendió y también la terminó de empujar a creer en este camino. La motivó.

Entonces, decía, terminó la facultad. Laburó, sí, pero después renunció. Otra que nos pasa a muchos. Esta vez para encontrarse decidió viajar a China durante dos meses con una amiga. Y, guess what? La manija por el arte estaba más al palo que nunca.

Es que sí, viajar nos abre la cabeza. Y Elisa, sin duda, estaba mucho más dispuesta a animarse a vivir de esto. Así fue que se decidió y nunca más paró. Autodidacta, dedicada y fanática de lo suyo. Durante esos primeros pasos, su escuela fue la vida, empaparse de arte cada vez que podía, caminar las calles, conocer(se) y viajar.

Está bien, después estudió con artistas muy reconocidos para mejorar su técnica. Pero esos años sin doctrina, son los que tanto la diferencian del resto de sus pares en el mundo artístico. Su estilo es ella, está muy marcado. Es claro. Es la abundancia para, al mismo tiempo, denunciarla. En fin, mejor juzgalo con tus ojos, en su Instagram (@elisainsua) vas a entender de qué estamos hablando.

Y basta de cháchara. Leé y conocé a esta argentina talentosísima expatriada en Madrid hace unos años:

¿Qué es lo que más disfrutás y qué es lo que más te cuesta del proceso creativo?

Lo que más disfruto es cuando el pensamiento fluye y se me van ocurriendo ideas, conceptos, formas o proyectos que me entusiasman. Ver cosas que me estimulen y me den ganas de crear. Pero, por momentos el proceso se hace cuesta arriba, y es ahí cuando hay que tener paciencia para entender que la creatividad no se puede forzar.

Entonces, si andás corta de inspo, ¿qué hacés para encontrarla?

Leo algún libro, hojeo revistas, salgo a caminar, buceo en las profundidades de Internet…

Si me agarra algún bloqueo estando en el taller, salgo un rato a la vereda a tomar aire y mirar a la gente pasar.

O me cruzo a algún estudio vecino a charlar un ratito y cortar el “loop” (mi taller en Madrid es un espacio grande que alberga los estudios de varios artistas de distintos países, por eso).

Una virtud y un defecto de Elisa a la hora de crear:

Como virtudes, soy híper trabajadora y enfocada. Cualquiera que me haya visto con manos a la obra lo puede atestiguar. Hasta que no termino lo que estoy haciendo, no puedo pensar en otra cosa. ¡Soy cero multi-tasking!

Como defectos, soy un poco caprichosa, impaciente y obsesiva. Todo tiene que ser como yo me lo imagino y me cuesta dejar cosas libradas al azar. Bastante control freak, diría yo.

Tres consejos que le darías a cualquiera que quiera vivir de su arte:

Primero, que se haga el tiempo y el espacio para crear

Que busque, cada tanto, la soledad y el silencio que suelen ser tierra fértil para el arte (al menos para mí). 

Segundo, que absorba todo el arte que pueda

Ya sea visitando museos, galerías, ferias y bienales; leyendo libros de arte, viendo documentales y videos de artistas hablando de su trabajo, visitando los talleres de otros artistas, etc.

Y tercero, que muestre su trabajo

Hoy tenemos las redes sociales que son una maravilla para poder compartir, de manera instantánea y democrática, lo que hacemos con el mundo entero. (Sí, son un arma de doble filo y pueden atormentarnos un poco, pero bien utilizadas son una gran herramienta).

¿Un viaje que te marcó la forma de ver las cosas?

A los veinte años me fui por siete meses a Amsterdam. La aventura de irme sola fue muy importante para mí. Pude redescubrir y reconectarme con mi costado artístico (algo aplacado en ese momento).

Además, el hecho de viajar por Europa y absorber tanta historia y cultura me resultó súper inspirador. Volví a Buenos Aires con una energía arrolladora y con muchas ganas de hacer.

Otro viaje que me marcó mucho fue en 2013, que viajé con una amiga (Juana Isola, escritora y emprendedora, entre otras cosas) durante dos meses por toda China. Lo hicimos en un momento en el que ambas estábamos atravesando cambios importantes en nuestro trabajo creativo (yo estaba a punto de dejar mi empleo del momento para dedicarme al arte full-time) y estábamos sedientas de inspiración.

Tanto la sociedad, como la cultura de China me resultaron súper enigmáticas, incongruentes, caóticas y – al mismo tiempo -, profundamente cautivantes. Me inspiraron mucho desde ese entonces.

Muchos dicen que andar por Madrid es casi como estar en Buenos Aires. ¿Sí o no?

Yo hace unos diez años había visitado Madrid por primera vez, y en su momento me había resultado muy parecido a Buenos Aires. Pero ahora que estoy viviendo acá hace dos años, ¡no entiendo por qué alguna vez las creí semejantes! Ahora me resultan completamente distintas, desde la arquitectura, el clima, la energía que se siente en el aire, la escala de la ciudad, todo.

¿Qué mensaje te interesa transmitir?

Me gustaría lograr la reflexión en el público. Que la gente, al ver mi trabajo, se replantee sus hábitos de consumo, que mida su impacto en el medio ambiente, que piense por qué desea lo que desea, y que cuestione cuál es su relación con los objetos y artefactos que nos rodean en el día a día. Básicamente, que se haga preguntas.

Rapidito, rapidito para mi derecha: 

Un destino te haya volado la cabeza

Tokyo.

Cuando viajás, que no falte

¡Algo para anotar!

Lo primero que hacés cuando llegás a una ciudad

Miro el mapa desde el teléfono. Soy muy ubicada y, ¡necesito entender dónde estoy!

Un pendiente viajero

¡Cada vez más! Estuve en India hace un tiempo y me quedé con ganas de conocer Udaipur y Pushkar. También tengo bastante antojo de visitar Ubud, en Indonesia. La isla del arte en Japón, Naoshima, es otro pendiente. Dentro de Latinoamérica, me encantaría recorrer en barco el Amazonas Peruano, conocer Macchu Picchu y hacer un roadtrip por los desiertos de Bolivia.

Un refrán que siempre funciona

No llores sobre leche derramada. 

Una obra tuya que te hubiese gustado quedarte

For Sale I (El código de barras hecho con plásticos de colores) o Adición Perpetua (La obra del ataúd recubierto con objetos metálicos)

Si no fuese artista visual, sería…

Diseñadora de muebles o, ¡haría ropa con textiles de descarte!

Fotos: Cortesía Elisa Insúa y @elisainsua